La tercera es la vencida: “Tener tu casa te cambia la vida”

Cintia y Martín están juntos hace 10 años y ambos nacieron en El Saladero. Son padres de Valentín, que ya cumplió 2, y ambos tienen distintos trabajos y cuentan con ingresos informales. Tienen el terreno desde hace cinco años, donde vivían en una casa chica de chapa y madera, un antiguo vagón de tren, que con mucho esfuerzo recuperaron para convertirlo en su vivienda.

 

Siempre con la ilusión de poder construir, la familia participó activamente en los Ciclos de Talleres y en las actividades comunitarias desde que HPHA inició sus actividades en alianza con DOW Argentina, hace tres años en Bahía Blanca. Con mucha constancia y esperanza se presentaron en tres ocasiones como postulantes para la Casa Semilla, y fue en diciembre de 2018 que recibieron la noticia de que habían sido seleccionados para la autoconstrucción.

 

Después de la inauguración de su nueva Casa Semilla, el pasado 18 de octubre, Cintia recuerda:

 

Conocimos a Hábitat hace tres años. Eramos poquitos porque la gente no cree, te dicen del proyecto y vos decís, es mentira. Hasta que no ves, no creés.

Eramos cuatro familias anotadas, y estaba mi hermana entre ellas hasta que Silvana salió seleccionada. Y yo dije, voy a seguir intentando, no me voy a quedar con los brazos cruzados. Tuvimos que esperar un año más, y me volví a anotar.

Volví a hacer los cursos de un mes que hay que hacer y volví a quedar preseleccionada con la familia de Carolina Salazar, que quedó seleccionada. Me puse feliz porque ella realmente lo necesitaba por sus hijos.

Y la tercera les dije, este año no me voy a anotar porque no quiero ilusionarme nuevamente, pero Marina (equipo HPHA) me insistió. 

 

En febrero de 2019 se realizó la Palada Inicial y comenzaron el proceso de autoconstrucción de la casa que fue terminada e estamos inaugurando por contar con todas las etapas finalizadas el viernes 18 de octubre de 2019.

 

Fue un año con muchas emociones. En diciembre firmamos el contrato y a fines de febrero empezamos con la palada inicial que fue lo más lindo: hicimos la platea y una semana después vinieron voluntarios de Estados Unidos (Programa de Aldea Global) y estuvieron trabajando en casa. Vinieron con la platea y cuando se fueron ya estaban todas las paredes.

 

Al momento de pensar en los agradecimientos, Cintia evoca a los voluntarios, a las brigadas de Dow, de Banco Patagonia y a su propia familia, sin la cual no hubiera podido encarar este cambio en su vida.

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